sábado, julio 23, 2005

Hay palabras que salvan, hay palabras que matan.



Este es el libro que usó mi padre en la escuela. Un texto nos recuerda que nada es predecible.
El Rey Midas no pudo comer su oro y de no ser por las aguas del río Pactolo hubiera muerto de inanición. Los dioses concedieron el pedido a Midas, y también le permitieron deshacerse de sus poderes.
¿qué dioses evitarán que los que tienen el oro mueran de hambre, a costas de quienes no tienen, y ya no puedan trabajar para suministrar alimentos?.
¿Es el momento de recordar que las palabras (el toque de los Midas actuales) tampoco se comen?

EL POBRE, EL RICO Y EL MOSQUITO
Apólogo
Un rico vivía frente a un pobre; le veía todos los días desde la ventana lo pobre que era y se decía:
- "¿qué tengo yo que ver con ése?"
El pobre, siempre pensando en su invento, estaba que se moría de pobreza. Un día se come mal, y dos, y hasta cuatro, pero más no, sin perder fuerzas y caer enfermo, sobre todo cuando se trabaja, y esto pasó en la casa del pobre, que poco a poco fueron cayendo enfermos todos.
Al pobre inventor se le murió primero la mujer, luego el hijo, luego la hija.
Ahora se moría él.
Y el rico de enfrente le veía todos los días desde su ventana, diciéndose:
- "¿qué tengo yo que ver con ése?"
Se moría el pobre, se moría.
Y el rico de enfrente, avaro como era, se dijo una vez más
- "¿qué tengo yo que ver con ése?".
.............................
He aquí que la misma noche, un mosquito picóle al moribundo. Luego, volando al azar, entró por la ventana en la casa del rico, que dormía, y le picó también.
Y el rico no pudo ya ver más al pobre de enfrente de la ventana.
Los dos murieron de lo mismo; casi al mismo tiempo murieron sin saber lo que uno tenía que ver con el otro.
¿Y el mosquito? ¿a quién otro picó? ¿a quién otro picará?
No se puede decir. No se puede seguir a un mosquito en las sombras. No se puede decir ni que sí, ni que no.
Lo único que se puede decir a ciencia cierta es que nunca faltan mosquitos de mil clases que se encargan de hacernos sentir que no nos conviene que haya desgraciados a nuestro alrededor; y el socorrerles a tiempo es socorrernos a tiempo nosotros mismos, es hacer que los mosquitos que les piquen no nos echen a perder la vida.
Lo único que se puede decir a ciencia cierta es que nunca faltan mosquitos; o seres todavía más menudos, que nos hagan saber violentamente lo que dulcemente saben de por sí los hombres de corazón; que tenemos mucho, pero mucho, pero muchísimo que ver con nuestros prójimos, sobre todo cuando nuestros prójimos son desgraciados.

Tomás Meabe - (1880 - 1915) Escritor español. Dotado de exquisita sensibilidad, ha escrito poco. Sus producciones, casi todas en forma de apólogos, fueron coleccionadas por amigos suyos en un volumen titulado Obras.

9 Comments:

Blogger Peke escribió...

:)

7/25/2005 10:44:00 a.m.  
Anonymous Anónimo escribió...

Es interesante ver que somos varios los que pensamos que todos tenemos que ver con todos o lo que es más grandioso aún todo tiene que ver con todo.
Estoy vieja ya..pero recuerdo que hubo una vez un señor que dijo:"Ama tu projimo como a ti mismo". Si tenemo la capacidad de reconocer a ese "Señor" en el "pobre del frente" ya nada es como era antes...
Vaya..estoy vieja y escribo mucho, no?
Bendiciones para todos, especialmente para ti, querida Nfer.
Chivita

7/27/2005 07:39:00 p.m.  
Anonymous Anónimo escribió...

Sorry anonymous pero mis pezuñitas no me dejaron ver que tu nombre esta en el comentario, por lo que reescribo y me hago cargo de lo que digo en el comentario anterior.

7/27/2005 07:49:00 p.m.  
Blogger Xac Mazo escribió...

Si el hombre rico hubiera expulsado al pobre y a su familia de su casa, arrojándoles al desierto eso no hubiera ocurrido. Más aún: una vez enfermos ya no eran útiles a la sociedad, asi que lo mejor hubiera sido eliminarlos.

Si lo anterior no es posible, lo mejor es que el rico se vaya a vivir a otra parte, con otros ricos. Un lugar alto y saludable, fácil de amurallar y defender contra pobres, mosquitos y otras calamidades y donde realmente se pueda decir... ¿que tengo que ver con ese?

7/29/2005 10:14:00 a.m.  
Blogger Unknown escribió...

Xac: tienes razón.
Me recuerdas que otros tuvieron la misma idea
;-)

7/29/2005 10:43:00 a.m.  
Anonymous Anónimo escribió...

Buscando información sobre enfermedades transmitidas por insectos me encotré con que todavía existe peste bubónica en unar región llamada Jamahiriya Árabe Libia:

http://www.umm.edu/esp_ency/article/001925.htm

http://www.umm.edu/esp_ency/article/000596.htm

Pasando un poco de puntillas sobre qué enfermedad le podía haber transmitido el pobre al rico (¿hambre?) de la cual éste no pudiera protegerse con mosquitera, y que para más inri tuviera que ser el mismo bicho el que les picara a ambos... son un poco preocupantes los escasos resultados con la malaria, el dengue, la fiebre amarilla.
Saludos

7/29/2005 11:47:00 a.m.  
Blogger SERGINHO® escribió...

primero. se agradece la visita por mi blog...

segundo.. gracias por compartir esto.. que manerade agradarme.... simple y preciso..

hay que invitar a comer a tu mesa al pobre... y hacernos cargo de ciertas cosas en la vida... salir al mundo y no mirarlo desde la ventana..

un abrazo.. nos leemos..

7/29/2005 02:22:00 p.m.  
Anonymous Anónimo escribió...

....y si hubiesen usado al menos una bosta de vaca para espantar al mosquito?

7/29/2005 07:14:00 p.m.  
Blogger Unknown escribió...

aire...
que el rico la bosta de vaca, no debío de conocerla (o de querer conocerla) y el pobre, qué se yo, tal vez por ser un intelectual (eso parece) tampoco sabría de las propiedades del estiércol...pero me hace perder el sentido del cuento, si espantamos el mosquito no hay cuento.
Es más:
Assar querido: has entendido lo que entendí yo (puedes enfadarte!): el relato es una anticipación a la enfermedad que nos atacará a todos, ricos y pobres: el hambre, y antes aún: la sed. Aunque "los del tercer mundo" tengamos alimentos y los ricos con qué pagarlo...

7/30/2005 10:12:00 a.m.  

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